viernes, 20 de febrero de 2009


EL ROMANTICISMO
En las primeras décadas del siglo XIX se expandió por toda Europa un movimiento artístico y cultural con el nombre de Romanticismo. La nueva corriente no fue sólo un movimiento artístico, sino también una amplia corriente intelectual, con claras connotaciones políticas.
El Romanticismo significó una nueva estética y un nuevo sentimiento que tenía como principales valores el amor a la libertad, la exaltación del indivudualismo y la defensa de los sentimientos frente al racionalismo del siglo antertior. Esto se tradujo en una profunda insatisfacción por el presente, el placer de disfrutar de la naturaleza o en el gusto por el exotismo y las cosas desconocidas.
Los artistas romáticos reclamaban una total libertad artística rechazando todas las normas del arte clásico vigentes durante el siglo XVIII. En lugar de los modelos de la antigüedad griega y romana, reivindicando como modelo la Edad Media y proclamaron, ante el universalismo clásico, el nacionalismo.
A pesar de que el movimiento romántico reflejó una determinada sensibilidad y visión del mundo, presentó una doble vertiente. Mientras el primer Romanticismo tuvo un carácter marcadamente conservador, en el extremo opuesto encontraremos el Romanticismo liberal y hasta revolucionario, que exaltaba la libertad y el progreso humano.
Muchos artistas románticos, escritores, pintores y músicos, se implicaron en las luchas liberales y nacionales y ayudaron con sus obras a defender y extender esas ideas. Éste es el caso de los escritores como Byron, Espronceda y Víctor Hugo, de músicos como Verdi y Wagner o de pintores como Delacroix y Géricault.

Los pintores románticos
La mayoría de los pintores romáticos reflejan en sus obras los valores de la época. Los principales rasgos de la pintura romántica son:
-Movimiento. Esta característica supone una ruptura con el estilo neoclásico, solemne e inmóvil.
-Color y luz. Se emplean colores brillantes, aplicados con pinceladas sueltas, y los cuadros se llenan de luz.
-Paisaje. La naturaleza es la protagonista de la mayoría de los cuadros. Se presentan paisajes violentos y llenos de contrastes.
Entre los pintores románticos cabe destacar a: los franceses Thédore Géricault, autor de La balsa de la Medusa, en la que se exalta el movimiento de personas y fuerzas de la naturaleza, y Eugéne Delacroix, muy influido por Rubens, de quien tomó los colores luminosos y las composiciones serpenteantes; al alemán Caspar David Friedrich y al inglés Joseph W. Turner, geniales paisajistas.
En España destacan las pinturas costumbristas de Valeriano Becquer, los paisajes de Pérez Villaamil y las obras minuciosas y coloristas de Mariano Fortuny. A canallo entre el Romanticismo y el academismo hay que destacar a Federico Madrazo, pintor de retratos (La condesa de Vilches) y cuadros históricos.




"La condesa de Vilches", de Federico Madrazo.
"La balsa de la medusa", de Théodore Géricault.

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